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LA CIUDAD EN SUS TINTAS





Érase una ciudad conformada por más de doscientos mil seres, habitantes de una porción de tierra en planicie y en ladera cordillerana, quienes desde muchos años y por muchas circunstancias han querido explorar ese “ethos” que los diferencie y los haga sentir parte de un conglomerado universal..
Esos seres, quienes llegaron a esta planicie desde muchos rincones del país y de otros países, desde hace mucho, unos; otros desde hace poco; por innumerables circunstancias, como el terremoto en la costa Pacífica, los desplazamientos a causa de la violencia social o por intereses políticos y económicos; o por los justificables anhelos de encontrar un mayor bienestar para sus familias, han dado en poblar las orillas de un río tutelar y otro de menos correntía, por lo que esta ciudad puede considerarse como mesopotámica, y en ese acto de poblar han conformado barrios, corregimientos y veredas que son vigorosos en procurar ese bienestar presente y futuro.
Pero esos seres, quieren saber qué los identifica y para eso deben tener en cuenta una Historia, no la que aparece en libros donde sólo se registran hechos violentos de gobernantes y militares; sino en esa narración diaria de hombres y mujeres que han consolidado esto que hoy llamamos ciudad.
Porque esta es una ciudad no fundada, como las coloniales españolas; antes que eso es una ciudad de libertos, negros, mulatos, descendientes de criollos, indígenas, descendientes de los bravíos Pijaos, por eso en nuestra gente hierve la sangre rebelde que inspiró a Juan Francisco Castro y a Manuel José Soto antes del grito de la Independencia; por eso una mujer, María Antonia Ruiz, al igual que la valerosa Gaitana, para vengar el agravio contra sus hijos, incendió el cantón de las tropas españolas en Buga; por eso Juan María Ceferino Céspedes Vivas, sacerdote y científico, recorrió los caminos de esta tierra madre y sembró la semilla de la revolución, al tiempo que investigó y profundizó en lo valioso de nuestra fauna. Por eso “Prías y Lozano batieron la barbarie”, como dice nuestro himno.
Son muchos los elementos que constituyen nuestra identidad; porque son muchos los insumos que conforman nuestro acervo cultural: varias etnias entre las que se diferencia la afro que es fundamental en el inventario de nuestra riqueza, los indígenas embera, nuestras colonias de diversas ciudades, regiones y países. Todos han recibido y dado de lo que tienen y necesitan para armonizar, concordar, acordar una vida común.



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